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25.10.05

Breve ponencia sobre el papel de la pornografía y sus prácticas asociadas en el desarrollo de las habilidades motrices y de coordinación senso-corporea

La pornografía y sus prácticas asociadas juegan un papel significativo en el desarrollo de la coordinación mano-ojo, y de la motricidad fina. Es por eso que uno de los requisitos para lograr buen nivel en juegos de disparo en primera persona (FPS) es destinar tanto tiempo a la pornografía como el que se le dedica a entrenar. Esto es así porque quien experimenta la pornografía genera para si una especie de reflejo, de forma tal que su muñeca reacciona automáticamente frente a cualquier movimiento en la pantalla (acá se asume que una de las manos está sobre el mouse y la otra sobre el teclado).

Una de las técnicas secretas de los mejores gamers es entrenar con películas porno, centrando su atención en uno o dos puntos durante toda la película (pecho y bajo vientre, usualmente). Es así como al cabo de unas cuantas sesiones de pornografía, estos gamers desarrollan un nivel de concentración tal que les permite rastrear objetos aún cuando estos no aparezcan en la pantalla. Y esto también explica porque buena parte de los frags de un gamer pro se logran apuntando al bajo vientre de su oponente.

Sin ir más alla el movimiento de la muñeca necesario para el famoso "strafe" es similar al que tiene lugar durante la visualización de pornografía, aunque en un plano horizontal (siendo un poco más psicoanalíticos se podría afirmar que el mouse del gamer es una extensón de su [...], pero con mas botones).

Aclaro que yo no juego bien FPS.
En menos de una semana se celebra el Halloween, y por eso el blog de sci les trae una colección de máscaras caseras de moda, porque el mejor disfraz no es el más caro ni el más bonito, sino el más creativo y el hecho con amor. La primera es la máscara oficial de sci (hagan click en la imagen para ampliar y poderla imprimir).

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Para acompañar esta mascara pueden usar un jean que se hayan puesto 1 semana seguida, unos tennis imitación de converse con algunos agujeros extra de ventilación no incluídos de fábrica, y un saco con el puño derecho masticado (luego les explico).

24.10.05

Sci del futuro...

Transcurre el año 2030, los carros no vuelan, Amparo Grisales sigue siendo inmortal y jotamario todavía presenta el programa de las mañanas. Comienza la secuencia: suena el primer despertador...nada; suena el segundo despertador, con un sonido más estridente...nada; suena el radiolejoj, sintonizado en la vallenata... abro un ojo; los guantes shockawake generan un impulso eléctrico y lo envían a través de la falange del menique en cada mano... al fin me levanto. Cuando entro a la ducha, la matriz de rayos invisibles genera un modelo de mi cuerpo en la computadora de mi alcoba, y programa con precisión una serie de chorros de agua. Desafortunadamante el acumulador fototérmico del tejado está averiado y el agua sale fria. Que mierda. Antes de salir de la ducha un laser de precisión me afeita, mientras agarro un peine ultrasónico para ajustar mi cabellera. No encuentro resistencia mientras deslizo el peine por la cabeza... dos décadas de radiación catódica me dejaron calvo.

Mientras me visto, la computadora central del apartamento prepara el desayuno, pero cuando el brazo número 2 del ayudante de cocina está a punto de vertir la leche sobre el cereal, Windows 2025 Cyberhome Edition bota una pantalla azul y se reinicia, derramando hojuelas y leche (Aibo V se revuelca en el piso). Entretanto los nanocontainers de mi desodorante se han adherido a mis axilas y durante todo el día expeleran gradualmente ese aroma a naturaleza salvaje que tanto disfrutaba Carolina (mi exesposa, quien luego se casó con uno de los cantantes del grupo venezolano "Salserín"...esa perra...).

Salgo a la calle y está lloviendo (el implante de MSN news en mi canal auditivo no me advirtió, ¿qué se podía esperar de algo que viene como incentivo en el cereal?). Bogotá huele a orines. Tomo un bus y el busetero rompe la caja a las 3 cuadras y me toca bajarme. Es increíble que yo siga cogiendo esas latas de principios de siglo para ahorrarme unos pesos. Camino las 2 cuadras que faltan para llegar a mi local, y en el camino me aplico una dosis hipodérmica de cafeína con guaraná y ginseng. El sensor de proximidad de "cibercafe y miscelánea factor" se activa y dialoga con el implante en mi pecho hasta obtener una identificación positiva. La persiana metálica de la vitrina se abre y los seguros mágneticos en los laterales de la puerta se liberan. Empujo la puerta del local... otra vez ese maldito gato entró en la noche y se orinó en los pasabocas para los clientes, qué mala suerte... la de ellos.

Con mi voz despierto los 8 computadores, que responden "ready" a medida que menciono sus nicks. Me siento en mi butaca favorita, mientras la espuma sin efecto de memoria se adapta a mis nalgas. Wonk, el server, reconoce una serie única de gestos que hago con la mano y da inicio a la rutina matutina de autorregeneración de la red. Parte de esa rutina es explorar la pornografía que han bajado los usuarios del café el día anterior y elminarla selectivamente (para ello tuve que programar un filtro que integrara mis preferencias en cuanto a belleza femenina). Lo que reciclo de esos ficheros descargados permanece almacenado en mi anillo de 2 terabytes, listo para ser transferido vía redtooth al head mounted display integrado en el lente izquierdo de mis gafas no medicadas.

Cada hora entran unos 15 clientes a revisar su correo de 20 megas en Hotmail (y pensar que los archivos del Word 2020 ya no bajan de los 100 megas !). Al cruzar el arco de la entrada, las etiquetas de radiofrecuencia (RFID) que circulan en la sangre de cada individuo permiten una consulta instantánea de su estado de cuenta. Esas mismas etiquetas, con algo de malicia, permiten obtener los teléfonos de las mujeres cyborg (mitad carne, mitad materiales sintéticos) que entran en el local.

El día pasa. Es hora de cerrar. Oprimo un pulsador en mi muñeca para generar un sonido direccional de baja frecuencia que altera el sistema nervioso de los clientes aún presentes, haciéndoles saber que es hora de retirarse. El último de ellos, antes de salir, vomita en la entrada y me maldice. Sin embargo huye despavorido cuando hago relucir los 28 implantes de titanio con leds inscrustados que tengo por dentadura (fue uno de mis primeros proyectos de body modding). El artefacto Billigatesiano en mi oído informa que durante el día hubo 50 muertos en las calles por la muchedumbre de las horas pico (20 de ellos en transmilenio).

Como mi cédula termina en 0, hoy sí podía salir... pero mañana tengo restricción. De vuelta a casa, compro un dulce ya tradicional (un compactado de carne molida con extracto de miel). Al llegar a casa, en lugar del tradicional "hasta donde quieres llegar hoy", el display orgánico en la puerta principal muestra una animación de un pollito asesinando vacas...mierda, otra vez la casa tiene virus.