Recien bañado, esperando el almuerzo de un local de arroz a dos cuadras (¿porque putas no voy a almorzar allá? no se), ayer capé clase... el día va bien, aunque últimamente está comenzando muy tarde, como a mediodia que me despierto. Lo único que podría mejorarlo sería encender la tv y ver que a la frente'panela de Daniela Franco le clavan una bala .50 en el lobulo frontal, mientras su sesos quedan esparcidos en el andén (para infortunio de los perros callejeros). Eso no sucederá, porque ya lo intentaron, ya han intentado matarla en la serie, pero ella entuteló en defensa de su derecho al trabajo, y esta vez no ganó el pueblo sino la guisamenta. Debe ser muy duro ser Daniela Franco, muy duro. Y sin embargo conozco un par de manes que sueñan con la nena, con sus caderas hinchadas, sus racimos de bananos, sus cachetes de marrana flaca y sus senos disparejos por una cirugia fallida. Es como que a uno se le alborotara el morbo con un corte de nalga de vaca en la carnicería.

Soldat... creo que es mi nueva obsesión. Feíto como es hay algo realmente atractivo en ese juego: ver las cabezas volando cuando el cuerpo se desprende en una explosión de rojo sangre, poder acuchillar los restos de alguien una vez se le ha asesinado, la sangre chispeando... en el fondo, soy un sádico. Prefiero eso a soñar con Daniela Franco.

Como les debo un día de mi vida porque ayer no postie (incumpliendo por 3ra vez la maldita promesa), hoy la carreta es larga y la imagen de ¿como esta vestido hoy sci? es doble. Les cuento que ademas de odiar a Daniela colecciono juguetes. Todo comenzó en mi período candy, hace unos 4 años, cuando cada viernes iba a buscar juguetes a los almacenes tía, ley, pepeganga y otro que descubrí ("importodo"). Recuerdo que tenía un canguro con mallita para termo, y yo llevaba ahí un bichito de peluche: primero fue Kaira, la rana, pero la extravié y Kaira II.... era distinta y por eso un día con rabia le saqué el relleno (su cadáver destripado yace en mi closet). Luego fue Ili, el león con patas de imán y corazón de fibra. Un amigo lo cogió contra el piso y le sacó un ojo. Le pegué el ojo, pero ya no era el mismo. Superada la etapa del peluche en el canguro intenté usar teteros como termo, pero el flujo de líquido era insuficiente y aunque les agrandara el huequito seguía siendo incómodo, asi que los dejé. Recuerdo que llegué a odiar a Winnie Pooh y me comenzó a tramar Elmo. De este último animalejo me compré un peluche para colgar en la maleta, de esos que vienen suspendidos de un resorte largo y que botan una carcajada cuando se balancean. Duró bastante tiempo en mi maleta, ya ni se reía, hasta que un día bajándome de una buseta se enredó con la registradora y me tocó reventar el resorte para poder bajarme rápido. De alguna forma logré correr detras de la buseta por 1 cuadra hasta un semáforo, donde un pasajero amable me pasó a Elmo por la ventana.

Luego de esa etapa crónica, suavicé la vaina y ahora sólo colecciono juguetes pequeños, y no me los cuelgo. Elmo sigue en mi alcoba y mi llavero es también de Elmo (específicamente un portachupos de Elmo).

Los dejo por ahora luego les pongo las imagenes del día porque se esta enfriando mi arroz. Agggrrrrrrrr q vaina q no le encuentre el pollo al arroz q pedí.