SUPER-SCI

No le tengo miedo a las bacterias ni a los gérmenes. Tampoco le temo a los químicos en los alimentos, benzoato de potasio, amarillo no. 5, lo q sea, no le temo. No le temo a la oscuridad, ni al silencio, al menos no mientras esté bajo techo. No le temo a las cucarachas, solo me dan asco. No le temo a engordar, porque la genética está de mi lado. No le temo al desorden porque es mi fiel compañero y además detesto la simetría, los libros ordenados por tamaño y el borde de la agenda paralelo al borde del escritorio. No le temo a la lluvia, no me escondo cuando llueve en Bogotá, aunque no tenga chaqueta impermeable ni sombrilla. No le temo al gas ni al fuego, ni a los alimentos vencidos (al menos dentro de la semana siguiente a la caducidad). No le temo a los aviones (aunque si un poco a los bajonazos de los pilotos que le dejan a uno las huevas en el apoyacabezas del asiento, como el martillo del parque de diversiones). No le temo a las películas fuertes, ni a las te terror psicológico ni a las de desmembraciones y chorros de sangre, nada no les temo.

SCI, EL MORTAL

Por otra parte le temo al cepillo del cabello, porque últimamente me esta dejando calvo poco a poco. Le temo al agua fría de mi apartamento, porque me hace doler la cabeza cuando golpea mi frente. Le temo al chicle, porque me han dicho que cada vez q uno los masca mata neuronas, ademas que a la larga dan úlcera gástrica. Le temo a los amargados, a los intensos, y a los perdedores que lo son mas que yo (a esos que en un gesto autoreivindicatorio puedo llamar "ñoños"). Le temo también a los computadores caprichosos, a esos malditos que uno no sabe porque putas fallan y luego se arreglan magicamente cuando uno toca la tarjeta de video. Le temo a las fuentes de computador mal aisladas, esas que electrifican toda la caja de la CPU. Le temo a los cds mal quemados, a los archivos con nombres falsos en el emule, y a las teclas que se pegan en mi telcado (inexplicablemente). Le temo a los machucones en el dedo chiquito del pie contra el marco metálico de la ducha. Le temo al celular a 5 cms de mi ingle, dejándome poco a poco esteril.

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Ok, hasta ahi va eso, ahora les cuento q añoche me vi una película japonesa de culto: Battle Royale (2000), sobre un presente alternativo donde los adultos culpan a los jovenes de la crisis de la sociedad y para desquitarse organizan un juego de supervivencia anual, donde participa un grupo de estudiantes elegido al azar. Son cuarentaipucho chinos de menos de 15 años, de los que solo debe sobrevivir 1 al cabo de tres días. Y sin embargo me quedé esperando más sangre. Se rescata la genial participación de Takeshi Kitano, que pone una dosis de humor fuera de lugar pero muy bacana. Ya me estoy bajando Azumi (2003), película japonesa sobre espadachines que promete más violencia sin sentido.